Nos
encontramos ante El triunfo de Baco o mejor conocido como Los
borrachos, del autor Diego Velázquez. Es una pintura con temática de
bodegón (pintura en el que se representan alimentos, utensilios…) fusionada con
la mitología romana. La obra representa el momento en el que el Dios Baco (Dios
de la agricultura y la felicidad) le otorga una corona de hiedra a uno de las
ochos figuras no divinas que rodean el cuadro. Por las caras sonrojadas y los
vasos se entienden que son borrachos. Los demás personajes observan el homenaje
de coronación y lo hace también la otra divinidad. El vino sería una metáfora
para decir que disfruten del momento “Carpe Diem” que durante ese momento se
solucionarán los problemas que tuviesen los borrachos. El cuadro ironiza
perfectamente los méritos de los borrachos encontrados en una taberna, otro
punto de vista es que la obra plasma el escapismo social que Velázquez quiere
dar al romper con la esclavitud y lo cotidiano. Por lo que la obra cuenta con
una intención moralizante y didáctica hacia la sociedad.
Tras
haber interpretado brevemente la obra, podemos decir que su soporte es un
lienzo empleado con la técnica del óleo sobre fresco con aceites super
refinados y utilizaba un gran aglutinante proteico (grasas y yemas de huevo).
La pincelada que muestra es suelta para dar una mayor fluidez a la composición
y mostrar a la pintura con una mayor libertad (Empezada por Tiziano) y en la
que no usa un exceso de pintura por lo que no queda un entorno pastoso. La
pincelada también se puede decir que está más cercana al impresionismo
posterior.
En
la composición se puede decir que es asimétrica ya que no sigue un criterio
simétrico y se puede ver cierto dinamismo en la obra que justo se plasma en el
momento de mayor tensión o sentimentalismo de la escena. Podemos observar una
diagonal que va desde el hombre que está arrodillado y otra desde el hombre del
sombrero situado a la derecha. Tres de los borrachos y Baco siguen una banda
horizontal por medio de sus cabezas.
Predomina
el color sobre la línea, es algo que empieza a darse desde la pintura
veneciana. Velázquez buscaba la mayor calidad con su intensa paleta de colores.
Predominan los colores marrones, ocres; pero utiliza colores más llamativos y
vivos en la escena del eje central con el amarillo del arrodillado y el
encarnado de Baco. El resto del cuadro tendrá un color más oscuro y con
sensación de desgaste en los fondos.
La
luz en la obra incide generalmente en la figura principal, Baco, con un gran
foco de luz que hace que sus carnaciones destaque y contraste con los tonos
tierra del resto creando distintas formas de claroscuro… En las vasijas de
abajo, el artista consigue plasmar transparencias y reflejos con una pincelada
más pequeña y blanca que la del resto de la obra. Crea con la luz un realismo
puro con el brillo en las copas y vasos con esa gran pincelada audaz.
El
fondo es bidimensional con gran volumen paisajístico al fondo y con unas
figuras que para nada son planas como las que había en la Edad Media. Se puede
decir que la perspectiva está algo alzada al poder ver, en algunos casos, el
interior de las copas, se observa un pequeño atisbo de perspectiva aérea al
modo de Tiziano por lo que se puede ver que estuvo inspirado en sus obras
Venecianas. En el primer plano se encuentra el bodegón y en los posteriores la
aparición de los personajes primordiales de la obra. Los personajes incitan a
entrar a la obra con sus rostros realistas, sonrisas alegres, no muy sobrias y
que hacen hincapié con las manos que sujetan las copas a meterse en el plano
del espectador realizándose un escorzo. Otro escorzo puede ser el personaje de
la izquierda que está tumbado.
En
cuanto a las figuras, se puede decir que es un grupo de individuos que son realistas,
no tienen idealización ninguna sino que muestran la realidad tal cual es hasta
con las arrugas de los personajes y sus imperfecciones.
Los
dioses, que en teoría son seres perfectos y se han pintado siempre idealizados,
también tienen carácter realista para ironizar la imagen, acercarse a lo
mundano y convencer al pueblo. Aunque los dioses tienen la piel blanca, fruto
de ser divinos y no trabajar en el campo como lo harían las demás personas de
la imagen. Las posiciones de los personajes son dinámicas e inestables con
escorzos que quieren reflejar la inestabilidad del individuo al beber. Muestran
unas expresiones bastantes expresivas que quieran transmitir sensaciones al
espectador. Por supuesto, los personajes son totalmente individualizados y no
hay isocefalia alguna.
La
ropa se muestra en dos tendencias. Una de ella es la simple y pobre de los
campesinos y otra es la escasez de ropa de los dioses pero de un material más
llamativo y al parecer mejor que el resto para marcar una pequeña franja divina
sin notarse mucho (fuerte simbolismo). La ropa tiene diferente tacto según la
luz y la pincelada más o menos suelta que le demos.
Esta
obra de Diego Velázquez se encuadra en el Barroco español, siglo XVII, durante
su etapa madrileña. La forma que pinta los jarrones se parece mucho a sus
bodegones en la etapa en Sevilla. Sabemos que es barroco por su fuerte
simbolismo, mezcla de lo mitológico con personajes reales, psicología de los
personajes hacia el espectador. Se habló por primera vez de esta obra en una
cedula del rey Felipe IV.
Velázquez
estará muy influenciado por la pintura de otro gran autor como era Caravaggio. El autor se interesó tanto en la cultura italiana y sus nuevas formas que
viajó a Italia para estudiar a otros artistas que le sirviesen de inspiración
en sus obras futuras. El autor estará obsesionado con el éxito social y estará
rodeado siempre de grandes personajes que apoyarán sus obras.
Las
obras estarán más cerca de un cambio hacia el rococó francés al estar en un
continuo cambio el arte. Normalmente, el siglo de oro estará patrocinado por la
nobleza y realeza con un fin religioso o para sus propios retratos.
Finalmente, es importante decir que Velázquez
influirá en la obra de Goya o las Meninas de Picasso que cogerá gran parte de
la obra del autor del siglo de oro y la adaptará a su visión y momento
artístico.
Actualmente,
esta obra se encuentra en el Museo del Prado y cuenta con unas dimensiones de 165
x 225 cm.
¿Es Velázquez uno de nuestros mejores artistas y un referente para los posteriores? Mi respuesta es un rotundo sí.
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